Llevo unas semanas tomando el famoso Lariam, la medicina contra la malaria; hay gente que dice que te puede volver loco, o que puedes sufrir alucinaciones... en mi caso tengo uno sueños tan interesantes que esta mañana me levante, cogi papel y boli y emepeze a escribir para inmortalizar la inspiración.
Estamos en Ubud, un pueblecito artesanal en una zona más interior de Bali, y seguimos con Santi. Aquí los paisajes y la gente son esos típicos que creo cada uno asocia con la imagen de Bali, hasta la guesthouse donde estamos, parece un pequeño templo a Visnu, mezclado con una de los dibujos imposibles de Escher.. y con el quemazón de la espalda que me he traído desde las Gili, el bañito recien llegado, en el agua fresca de la piscina, ha sido una experiencia memorable.
Nos hemos levantado con la lluvia y hemos alquilado un coche para dar una vuelta por los alrededores de Ubud y alcanzar unos templos en las alturas hacia el centro de Bali.
Creo que se nos fue un poco la pinza...
Era noche cerrada cuando volvimos nuevamente al hostal y hasta el hombre que nos había dejado el coche de alquiler, había venido a preguntar por los tres guiris; nos perdimos por las laderas y las terrazas de arroz y desde las seis de la tarde cada persona que parabamos nos seguía diciendo “falta una hora para Ubud”... lo escuchamos repetir cuatro o cinco veces, a distancia de una hora, una de otra antes de que lleguamos de verdad.
Aquí el concepto de tiempo es bastante relativo.
Estuvimos por Munduk, vimos un templo en la niebla, unos lagos, tomamos un café especial, cuyos granos habian sido predigeridos, osea cagados, por una alimaña, que vimos tambien, y nos pillo la puesta del sol por los arrozales. En tantas horas, hasta dio tiempo para que la lluvia dejara sitio al cielo azul.
Cada mañana que nos hemos levantado en este hostal, nos hemos pegado un pedazo de desayuno en nuestra terrazita, que olvidaré dificil.
Hoy no hay ni una nube, así que lo mejor para el día es alquilar un moto para seguir conociendo la zona, pero evitando perdernos...
Decidemos confiar en el Iphone y en sus mapas y acabamos en un pueblecito perdido donde todo el mundo esta emocionado con nuestra visita. Casi la totalidad del pueblo estaba reunido en el mismo lugar. Estaban trabajando juntos para preparar una ceremonia funeraria. Lo de los Indonesios con los muertos tiene merito; despues de ver a los Toraja degollar bufalos, tambien aquí en Bali pudimos asisitir a otra cosa muy pecuiliar.
En el pueblecito llevaban cinco años esperando con montar esa ceremonia, y desde entonces habían muertos 11 personas, que habían sido metidas debajo de tierra a la espera de poderlos cremar y entregarlos a Siva, osea devolverlos al aire y a la naturaleza.
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Todo el pueblo estaba metido en la preparación, como si fuera una cadena de montaje. Los cuerpos iban a estar metidos dentro una sorta de caballos de troya, con formas algunos de vacas otros de leon, para luego llevarlos en procesion y en seguito quemarlos. Despues, las cenizas de los difuntos se meterían en unos cocos, encerrados dentro unos muñecos, y liberados al mar con un seguito de ofrendas floreales. Mas o menos esta era la historia.
Estuvimos allí un buen rato, hasta escribieron nuestros nombres en un cartel en el pueblo para que resultara que habiamos sido parte del acontecimento. Hasta nos inivtaron a comer.
Nos sentimos muy afortunados por presenciar aquello, lastima que no fueramos a estar para el día de la cremación, de todas forma el hombre que nos lo explico todo, nos dijo que no nos preocuparamos, que nuestra alma ya estaba en buenas manos, y que iríamos a tener un buen karma...menos mal.
Apro una parentesis, en Indonesia hay muchos gatos y perros y llevo desde que llegamos escuchando repetir lo mismo: “¿has visto sus ojos?”, “¿viste el odio en su mirada?”, “se me estaba tirando a los ojos”...
Visto el éxito de Jesus con los animales y despues de tanto hablar de Brama, Visnu, Siva y de reincarnación, hipotizamos que Chuchi en otra vida tenia que haber sido una cajita de frieskies.
