FERNANDO DE NORONHA, BRASIL: "Todo a 100"

Hemos aterizado en Fernando de Noronhas y allí estaban los 100 dolares a pagar para que nos dieran las bienvenidas, justo como en Galápagos...
Esto de las islas de America de Sur tiene que ser con precio fijo...pues que suban a 100 dolares también la entrada de “Isla Mágica”, eah lo he dicho.

Bromas a parte estamos en uno de los lugares de Brasil más reconocidos por su belleza y en teoria por su politica de respeto medioambiental... claro de alguna forma había que explicar el porque de los 100 dolares. :)

Es que aquí en Fernando, de contradicciones hay muchas, por un lado los guías te llevan a bañarte a una piscina natural, donde te controlan hasta si chapoteas con los pies, para que no molestes a los peces, y luego tienes un transatlántico aparcado delante del puerto descargando avalanchas de gente en la isla ( ¿no se supone que solo puedan entrar 700 personas al día?) por no hablar del vertedero de basura a cielo abierto, o de los generadores diésel que dan luz a la isla; eah necesitaba desahogarme... ¿pero a quien voy a engañar? Este lugar sigue siendo increíblemente bonito, y  por supuesto volvería mañana mismo.

La isla es pequeñita, solo hay una carretera asfaltada, de las que cursan diferentes caminos de tierra que te llevan a las playas; todo el mundo aquí se mueve en buggy...nosotros también, pero, para ser originales fuimos los únicos que se quedaron sin gasolina en el medio de "La Carretera". Eso pasa cunado te dicen en "Portugués" que la única gasolinera está en el "puerto" y tu entiendes que está en el "aeropuerto", y los dos lugares se sitúan justo a principio y final de "La Carretera".

En Fernando no hay mucho que hacer, a parte disfrutar del mar y de sus playas, encabezando la lista por nuestra preferida, la Praia do Sancho, una esquina de paraíso a la que se accede solo bajando por una escalera, algo“especial”, desde un acantilado poblado de aves marinas; toda una experiencia.

Praia do Sancho

Cachimba do padre

Coinceçao

Bodró

Fernando no es lo que podríamos definir un destino barato, así que en nuestra búsqueda de un lugar acorde con nuestro plan-chinche hemos acabado en la casa de un isleño, tal Sinval, de profesión guía, el mismo que nos llevo a esa famosa piscina donde no se podía ni hablar a los peces..

  

Pues Sinval nos ha alquilado una habitación con entrada independiente, descripción: una cama, una hamaca, un tostador y un ventilador (prometo que recibí por correo la foto del tostador también). ¿Que quieres más?; Jesús disfrutó especialmente el baño, de hecho se pasó un día entero dentro, conversando con su intestino sobre que bueno que estaba el ultimo homenaje que nos habíamos dado. También había un perro asesino al que había que pedir permiso por si queríamos salir de casa. ¡Pero era barato!

Para acompañarnos en nuestros cotilleos sobre la isla, conocimos también a Gisela, una mujer Paulista, otra enamorada de Fernando, con la que descubrimos más detalles controvertidos y con la que tenemos otra cita pendiente en nuestra vuelta a Sao Paulo.

P.D. Intenté vender champúes a Gisela por deformación profesional, y ella de respuesta tachó a los marqueteros como clase ínfima..¿Que voy a decir si es verdad? :)