DELTA DO PARNAÍBA, BRASIL: "Fina Estampa"

 

12 de Marzo

Dejado Jeri, y camino de Maranhao y del famoso parque de los Lençois, hemos parado en Parnaíba, una ciudad en el delta del rió homónimo.
Es noche. Acogida típica en la estación de autobuses, andares circunspectos investigados, un par de preguntas en "Portuñol", hostal ubicado...salvos, una vez más.
Jeje, exagero; después de un mes en Brasil ya ha desparecido ese sentido de preocupación latente que caracterizaba los primeros días, ya nos sentimos un poco más lugareños..aunque un hombre pase a nuestro lado y nos diga "Hello, my friend"..lo que induce a pensar, que no estamos tan bien camuflados.

El tiempo de dejar la maleta en la habitación del hostal...habitación con ventana al pasillo, el ultimo de los conforts..y nos vamos por las calles solitarias de la ciudad para rellenar el estomago. Es muy tarde y solo queda abierta una tasca bastante sórdida. Cualquier inspector sanitario la hubiera cerrado por no acercarse ni de lejos al cumplimiento de de cualquier tipo de normas higiénicas, pero nosotros, carta a la mano, nos atrevemos.

Hay un elemento fuera de lugar: una pantalla plasma; alrededor nuestro están una decena de hombres, hombres rudos, hombre de la tierra, hombres de un "¿Que pasa tronco?", hombre totalmente enganchados a la telenovela que están pasando por la televisión. Debates encarnizados sobre los desenlaces, luego disparos en la telenovela seguidos por el silencio tenso de la audiencia. Estaban viendo "Fina Estampa", os dejo el trailer para que os hagáis una idea..

Pues nada, hay gusto para todo. 

Nos ponemos a comer...¡Hasta rico! 

Día siguiente por la mañana, nos subimos a un barco para ir a navegar por lo meandros del delta del río Parnaíba.

 

 

 La verdad es que nos hubiera pegado bajar por el río por una canoa inestable (pinta de indígena ya tengo), luchando contra jacaré y piranha...pues no, estábamos en un barco "all inclusive" en compañía de una manada de hipopótamos, (como bien sugirió Massi) que gritaban tanto que creo, no se volverá a ver un animal en la zona hasta proxíma temporada. Y luego estaba Victor... prometo no haber encontrado nunca una persona capaz de sonreír las veinticuatros horas al día sin que le entraran tirones a las mejillas, genial.