20 de Diciembre
Lo bonito de viajar no solo es hacer nuevos amigos sino a veces volver a acercarte a personas especiales con las que en el pasado has vivido momentos muy intensos. Toda esta reflexión para decir que estoy en Sydney como un pacha bajo la custodia de Isa y Carlos que como los mejores anfitriones que uno puede desear, me tienen organizada una agenda apretadisima para que me enamore de esta ciudad.
No creo que vaya a ser dificil, y no es
que digo que sea una gacelilla, pero es que ya solo llegar al puerto
y ver el edificio emblematico del Opera House te deja sin palabras y
aun mas si llegas con el barquito de los Vazquez-Delacave y te paras
delante para buscar la mejor prospectiva para la foto. Espectacular.
De todas las ciudades que he podido
conocer, Sydney me parece la donde más estrecha se vive la relación del hombre con el mar; Uno podría decir: ¿Y Venezia? Pero
es que casi ya no vive nadie en Venezia, a parte los turistas. Todo
el mundo se escapa en cuanto aparquen la góndola o cierren el
restaurante.
En Sydney la gente vive y duisfruta de
la bahia, pasando todo el rato de un lado a otro de los canales con
ferry-bus o barco proprio, y quien puede, tiene un chealetito en la
orilla con su barquito aparcado delante, o, si se lo pueden permitr,
hasta con hidroavión.
Me he apuntado a todo los planes para
sentirme un ciudadano más de esta metropoli, desde correr por por la
orilla de la bahía, a las carreras en bici de bajo de los rascacielos,
a los paseos en ferry para disfrutar del aire fresco y de la buena
vista.
No cuesta mucho volverse fan de esta ciudad, y aun no he visto los fuegos artificiales de fin de año...
En unos días ya llegará Jesús, como
el efecto sea el mismo, ya nos estamos mudando a lado de los
Vazquez-Delacave.