Todo es relativo, al punto que pillarse un autobus de 19 horas a
Puerto Iguazu, en Argentina tampoco es para tanto; claro porque a Salta son 25 horas..y a la Quiaca tipo 30...y a mi que me parece interminable ir de Madrid a Sevilla...
Todo esto para
decir que hemos puesto a prueba los tobillos una vez más, para
ir a ver las Cataratas de Iguazu.
Eso si, dentro de
lo economico que puede ser pillar un bus en lugar que un avión, por
lo menos hemos optado por el salon-cama-premium....una pijada.
Iguazu, es como
otro mundo, es la clara inspiración de la Pandora de Avatar, y no lo digo porque casi estamos azules, por lo 37 grados y la humedad 100% (el
punto friki no podía faltar...) sino por lo majestuosos que son esos saltos de
agua, maravillas del mundo e imposible de imaginar sólo a través de unas fotos. Hay que venir.
Hay posibilidad de
llegar en un barco hasta de bajo de uno de los saltos, y por supuesto
en un gesto de inconciencia, fuimos. Luego mientras colgaba nuestro
video en la red, vi que hace menos de un año ese mismo barco volco
debajo de la catarata y no imaginas lo que lió...pero claro, allí nadie te
lo cuenta.
Las hemos visto
desde todos los ángulos, desde el lado brasileño, y desde el
argentino, terminando encima de la Garganta del Diablo...
Casi a solas, casi...
Despues de Iguazú,
nos esperaban otras 9 horas de bus y casí nos gustaba la idea,
despues de la experiencia previa. Te tumbabas, te veias una
peliculita, la azafata te traia comida caliente..pues NO. El viaje a
Corrientes fue toda otra cosa..muy muy largo.
Aun no entendemos
que haciamos en Corrientes. La señorita de la oficina de trurismo
del aeropuerto de Buenos Aires nos había dicho que no podiamos
perdernos esa visita y que además había un festival de musica. Asi
que en nuestro recorrido hacia el norte de Argentina, allí paramos.
Voy a describir
Corrientes:...
….¡YA!
En Corrientes, me
disculpen los Correntinos, pero no es que haya muchísimo muchísimo por ver. Nos
aconsejaron ir a visitar las “siete puntas” de la ciudad... como
las “siete torres” de Ecija, solo que aún no entendemos el
atractivo que puede tener una columna delante del rio... muy bonita
¿Pero hay que ver las siete?
Pero en el
paralelismo con la ciudad astigitana, se puede freir un huevo en la
calle desde las diez de la mañana...y desde las doce, ni un alma, ni siquiera la de un japones arriesgando una lipotimia, uno de esos
que pudiera presumr de haber sobrevivido al tour del medio dia en
Sevilla...Pero nosotros estabamos allí, buscando el unico restaurante
de la guía.
Para dar un
sentido a esta parada o para echarlo en cara a la señorita de la oficina de Turismo de BA a la vuelta, finalmente fuimos al famoso festival folclórico del
Chamamé: muy especial, nos gustó... aunque la gente nos preguntara: ¡¿Pero que hacéis aquí?!